jueves, 14 de febrero de 2008

Capítulo IV

Tocaba fiesta de fin de exámenes. A partir de ahora no haríamos nada hasta los próximos exámenes, en junio. No había preocupaciones sobre lo que había que estudiar o no, sino que todo rondaba alrededor de lo que haríamos cada fin de semana. En estas épocas, que todo parecía feliz, en realidad también habría otras preocupaciones, otros problemas. Pero todo lo que te queda en el recuerdo son los buenos momentos, porque los malos tendemos a olvidarlos. Además el hecho de que cada día hubiese una sonrisa o un gesto nuevo me llenaba de alegría. Seguía siendo la niña feliz, inocente y que hace reír a los demás. Siempre me han dicho que soy muy risueña, muy dulce, y que alegro a los demás con mi compañía, algo de lo que estoy orgullosa.
No me gusta hablar de mí misma, me gusta que me conozcan y que después juzguen. A pesar de mis virtudes, también tengo multitud de defectos, pero lo bueno es que normalmente me aceptan como soy. No suelo tener problemas a la hora de encajar con diferente tipo de gente, sin importar sus gustos o sus ideas.

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